La cumbia se ha convertido a través de los años en uno de los máximos estandartes de la música latinoamericana. Como si de un ser vivo se tratara, migró desde su tierra natal, Colombia, se esparció y estableció en distintos puntos del continente. Luego, en cada uno de estos lugares evolucionó, se adaptó a su ambiente y desarrolló distintas características según este.
Es así que hoy escuchamos tantos estilos de cumbia. Cada uno con su identidad y sabrosura. Tenemos, por ejemplo, la cumbia chicha de Perú, que gracias a la influencia del rock psicodélico arma pegajosas melodías con guitarras eléctricas y efectos. Por otro lado está también la cumbia chilena, fuertemente nutrida de las orquestas cubanas.
Es en este ambiente tan similar, pero a la vez diferente, que dos bandas emblemáticas del género decidieron unirse. Hablamos de Santaferia y Los Mirlos, de Chile y Perú, respectivamente. Estas dos agrupaciones clásicas de cumbia usaron el tiempo ofrecido por la terrible pandemia para poder sacar una nueva canción en conjunto.
El tema se titula “María”. En esta composición de Santaferia convergen los dos estilos de estas agrupaciones de cumbia en la producción y arreglos. Se trata de un hecho sin precedentes: una integración musical entre artistas de dos países vecinos y hermanos.
Conversamos con Mauricio Lira, guitarrista de Santaferia, a propósito de este estreno. Él nos resolvió las grandes dudas que teníamos, no solo sobre la canción, sino también por el contexto que se da y el presente de la cumbia.
Santaferia featuring Los Mirlos ¿Cómo es que se da esta colaboración?
Nosotros siempre hemos tenido un interés por Los Mirlos. En verdad, la cumbia peruana es muy rica y, viéndolo más global, nos gusta escuchar cumbia de distintos lados. La cumbia tiene esto particular de que en el país que se nutra siempre tiene una característica distinta y que tiene coherencia con el país. Los Mirlos es cultura. La trayectoria que tienen, todos los discos… Es difícil no hacerse fan de Los Mirlos.
El año antepasado tuvimos una gira en Nueva York. Ahí conocimos a una productora con la que armamos el lazo. Ellos supieron de nuestro interés por Los Mirlos e hicieron el enlace. Hablaron con nuestro mánager, empezamos las conversaciones y salió la pandemia. Entonces con este contexto global que estamos viviendo hubo tiempo y energía para sentarse y decir “ahí están Los Mirlos, hay que hacer un tema”.
Les mandamos nuestra propuesta, ellos nos mandaron la contrapropuesta y fue bien fluido. Ellos también súper buena onda en poder participar. Para nosotros, los Mirlos son escuela. Nosotros llevamos como 15 años, no se compara con la trayectoria de Los Mirlos que llevan casi 40 años. Era importante concretar ese sueño que teníamos.
Nosotros hicimos las maquetas, grabamos ideas, las pimponeamos, nos repartimos el material y hacemos reuniones por Zoom. En este caso yo soy el director de la banda, entonces me mandan las pistas a mí, yo las monto en el programa y les comparto el audio. Ahí discutimos los arreglos, las estructuras, más ideas y así logramos concretar la canción. Después se lo enviamos a Los Mirlos y ellos hicieron la magia mirlomana.
Imagino que la intervención más notoria de Los Mirlos radica en la guitarra…
Claro. Yo soy guitarrista también de la banda y es importante intentar estar a la par en la canción con Danny Jhonston, que es el guitarrista de Los Mirlos. Como el tiene un sonido tan particular en la guitarra más de frecuencias graves con medios, yo hice lo contrario, le puse agudos y medios para que hiciera el contraste cuando sonara la guitarra con Los Mirlos.
A tu parecer, ¿la fusión resulta más tirando a un estilo Los Mirlos o más para el lado de Santaferia?
Yo siento que está bien mezclado. El tema dura 4 minutos y medio aproximadamente y tiene distintas partes. Está la voz de Jorge Rodríguez, el cantante de Los Mirlos, y está la voz de Pollo, que son tonos muy particulares. Las guitarras de las dos bandas tienen características distintas. Y otra cosa que es muy Santaferia es el brass (vientos de metal): saxofón, dos trompetas y trombón. Entonces también es un sonido muy particular de Santaferia.
En este proceso de conjugar estilos, ¿se han encontrado alguna dificultad?
No sé si llamarlo dificultad, pero estábamos curiosos de cómo reaccionarían Los Mirlos respecto a la canción, si le iban a cambiar muchas cosas. Porque nosotros les mandamos la canción y tenían la libertad de hacerle lo que quisieran, pero ellos igual respetaron la estructura y le pusieron el sonido de Los Mirlos.
Entonces más que dificultad, era la curiosidad de cómo iban a interpretar una canción de nosotros. Si le iban a sacar un guitarra o si le iban a sacar una parte; pero todo se podía en el fondo. Si le sacaban alguna parte, nadie se la iba a enojar en el fondo. Era saber cómo ellos iban a digerir esta canción.
Como sabes, Los Mirlos —y la cumbia chicha, en general— han sido fuertemente influenciados por el rock psicodélico. ¿Tú, como guitarrista, compartes ese interés en tus inicios?
Sí, de hecho yo aprendí a tocar guitarra escuchando rock, después conocí a los chiquillos y me empecé a interesar en la guitarra cumbiera. Igual tiene ciertos prejuicios acá, en el sentido que se ve como algo fácil o simple, que quizá lo es, pero va más allá de si uno es virtuoso. Se trata de buscarle la identidad al sonido en la guitarra y llevarlo a la cumbia.
Y es un camino infinito. Yo llevo casi 12 años en la banda y aún estoy en el camino de poder buscar mi sonido. Quizás me ha resultado, quizás no. No lo sé. Pero por lo menos ya está registrado en los cuatro discos de estudio que tenemos.
Yo me fijé en el rock y cuando escuché a Los Mirlos o a bandas peruana guitarreras —como Los Destellos, Los Shapis, Los Diablos Rojos— uno se da cuenta de que ellos en algún momento escucharon rock psicodélico, en algún momento escucharon Pink Floyd, artos efectos en la guitarra y lo llevaron a la cumbia. Es interesante cómo se mezclan los estilos. Además que la guitarra de rock es muy rockera, es muy bluesera, como que tiene esa particularidad media anglo y llevarlo a la música latina fue interesante.
A partir de esta colaboración, ¿tienen intención de incursionar al mercado peruano de cumbia?
Absolutamente. A nosotros nos interesa mucho internacionalizar nuestra carrera como banda. Como te contaba, nosotros fuimos a California, grabamos dos canciones allá, también tocamos en el downtown de Los Ángeles, también tocamos el año antepasado en Nueva York, participamos en un festival que se llama LMAC. Tocamos y también grabamos dos canciones. El año pasado sacamos un disco y teníamos otros planes de viajar. Uno de los objetivos es ir a Perú y hacer carrera allá. Como también es importante para nosotros ir a Bolivia, también hemos ido a Argentina a hacer giras. Entonces nos interesa abrirnos Latinoamérica y ojalá el mundo.
Llevamos harto tiempo tocando y nos interesa abrirnos puertas. A parte que ya hemos recorrido todo Chile, de norte a sur, de este a este; entonces nos interesa internacionalizar la carrera y sentimos hacer un feat. con Los Mirlos es entrar por la puerta grande. Si Los Mirlos nos dicen que sí a una colaboración, es buena señal, como una bienvenida al Perú.
En Perú, la chicha o llamada en el extranjero cumbia peruana ha alcanzado en los último años mucho prestigio, pero antes era menospreciada por asociarse a los bajos sectores socioeconómicos. ¿Cuál es la situación de la cumbia en Chile?
Es muy similar la historia. Por ejemplo acá existen bandas como La Sonora de Tommy Rey, La Sonora Palacios o Los Viking 5 (ellos también usan mucha guitarra, casi el formato de Los Mirlos). Esas bandas son antiguas, del 70 y 80, y ellos tocaban una cumbia no tan popular, más de sonora. Ahora en Chile hay una banda que se llama Chico Trujillo que empezaron a tocar covers de varias cumbias populares y ellos un poco empezaron a tirar este movimiento de la cumbia más hacia arriba. La juventud empezó a interesarse mucho y ahí entramos nosotros. Fue de una forma espontánea, nada planeado, calzó que tocábamos cumbia también y empezábamos a tocar mucho.
Y, claro, está este prejuicio de que es mal visto, “rasca” se podría decir. Pero empezó a agarrar tanta masividad acá en Chile que tocamos en un recinto para 20 000 personas, en estadio y siempre lleno. Empezaron a salir muchas bandas de cumbia y se generó un movimiento interesante que acá la prensa le dice “La nueva cumbia chilena”, que es un poco la cumbia que hacemos nosotros. También hay otras bandas. Está La Combo Tortuga, está Chumbekes, Chico Trujillo y así son bandas que siguen sacando material así como nosotros.
Existe aún el prejuicio de repente. Ahora ya no tanto, pero es un poco similar con lo que me cuentas en Perú.
¿Cómo se maneja una banda de cumbia en el contexto de la industria musical actual? En otras épocas a veces solo bastaba con sacar un disco y era suficiente por varios años, ahora en cambio todo es más acelerado.
Es tocar en vivo. Tocar mucho en muchos lados. Ahora como todos tenemos celulares y tenemos el mundo en nuestras manos y buscamos cualquier información y nos va a salir algo. Entonces nos movemos mucho por las redes sociales. Intentamos potenciarlas y buscar que la gente nos pueda encontrar fácilmente. Como todas las bandas nos adaptamos a lo que se está viviendo ahora.
Pero lo que es fundamental es tocar y tocar mucho. Tiene que haber un tiempo, estar dispuesto a vivir de esa forma y en el fondo uno lo hace con cariño, porque es lo que a uno le gusta hacer. Nosotros solo nos dedicamos a esto, a hacer música, a tocar: es nuestro trabajo. Entonces tocamos mucho en muchas partes de Chile, tocadas de distinta producción, algunas más acotadas otras más avanzadas.
Es bueno tener el respaldo de las redes sociales, pero yo creo que es fundamental tocar mucho en vivo y crear lazos con la gente, con otras bandas. Eso es súper importante hoy.
La cumbia en Latinoamérica es imbatible. En Perú es uno de los géneros más escuchados, tengo entendido que en Chile ustedes son de los artistas más escuchados; además es un movimiento muy fuerte en Argentina y ni qué decir en Colombia. ¿Qué tiene la cumbia que se impone a las embestidas de los nuevos géneros como el rock, el pop, el reguetón?
Yo creo que el ritmo bailable. Nosotros como latinos que somos tenemos una relación directa con eso. Aparte que es muy simple bailarlo y uno puede hacerlo como quiera. Eso llama mucho la atención. Solo se hace “cha-chichichá chichichá” y ya hay una base. Ya se puede bailar, ya se puede crear algo.
Yo lo comparo un poco con la salsa o los ritmos más timberos. Y es que hay que aprender a bailar salsa, no es como llegar y tirarse. La cumbia tiene eso de que lo puedes bailar como quieras. Yo creo que a la gente le encanta disfrutar de ese ritmo, les favorece el pasarla bien. Hay que sentirse orgulloso de lo que tenemos como latinoamericanos.