Cada 10 de diciembre se cumple un aniversario más de uno de los pasajes más sombríos del rock y de los shows musicales en Perú. Un 10 de diciembre, un día como ayer pero en 1971, el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas bajo el mando del general Juan Velasco Alvarado impedía el concierto del gran Carlos Santana en el estadio de San Marcos.
El guitarrista mexicano, quien solo un par de años antes había ofrecido un grandioso espectáculo en el legendario festival de Woodstock, se preparaba para un concierto en la ciudad de Lima que ya había recaudado 5 millones de soles solamente en entradas. Santana por esos años había ya publicado tres álbumes de estudio (‘Santana’, ‘Abraxas’ y ‘Santana III’) y había cosechado un millón de copias vendidas entre todos ellos.
Sin embargo, no todo andaba tan bien. Días antes del esperado concierto, miembros de la Federación Universitaria de San Marcos (FUSM) protestaron para mostrar su rechazo total a la realización del mismo. Ellos incluso atacaron las instalaciones de su propio estadio, quemaron un auto y abrieron los grifos de la cancha para inundarla.
Aun con todo eso, los organizadores del concierto, los hermanos Jorge y Peter Koechlin, contaban con el permiso de la Municipalidad de Lima, el Ministerio de Educación y el Instituto Nacional de Cultura para realizar el espectáculo así que suponían que no habría problema alguno. Sin embargo faltaba la confirmación del Ministerio del Interior que se hizo esperar hasta el mismo día del concierto. Recién ahí se pronunció.
El vergonzoso suceso
Sin tener en cuenta la situación que le esperaba, el guitarrista arribó junto con su equipo al aeropuerto internacional Jorge Chávez el 8 de diciembre. Al día siguiente todos fueron llevados como “invitados” a las instalaciones de Seguridad del Estado de la Policía de Investigaciones del Perú (PIP) y quedaron retenidos hasta el momento en un comunicado oficial del Ministerio del Interior ordenó su salida inmediata del país.
«Sus actividades son contrarias a las buenas costumbres del pueblo peruano y al objetivo moralizador del Gobierno Revolucionario», decía parte de este polémico anuncio.
Los hermanos Koechlin también fueron detenidos en la PIP y luego de la cancelación del concierto tuvieron que devolver el dinero correspondiente a las entradas. Los jóvenes organizadores informaron que perdieron alrededor de 3 millones de soles con la censura a su espectáculo. Quienes también salieron perjudicados en aquella ocasión fueron los fans, que no pudieron disfrutar ver al guitarrista latino en su máximo esplendor.
No hay mal que por bien no venga
Pero esta historia tendría luego de mucho tiempo un final feliz. En 1995, Santana volvería para ofrecer un concierto en Lima. Lamentablemente el estadio de San Marcos no pudo redimirse, pues para esta cita se escogió al Estadio Nacional de Lima.
Personas de todas las edades asistieron al concierto; pues no solo se trataba de un gran show, sino de sacarse la espina que permanecía clavada desde hace veinticuatro años. Los abuelos y padres junto con sus hijos y nietos al fin lograrían escuchar en vivo ‘Oye cómo va’, ‘Samba pa ti’, ‘Black magic woman’, ‘Jingo’ y otros grandes éxitos del mexicano.
«Es un honor estar en su presencia. Lima gracias por estar aquí con nosotros», dijo Santana en cuando por fin pudo pararse en un escenario frente a los miles de peruanos. «Es mejor tarde que nunca», sentenció.