Un martes cualquiera te levantas temprano, como de costumbre, y ves a través del cristal un cielo deprimido. La geografía y otras ciencias definieron que Lima sea así: panza de burro. Durante esos breves segundos, con tu mirada perdida en el gris, piensas en un escape, un cambio repentino a tu mundo. Tomar tus cosas, solo lo esencial, e irte de aquí. Aparece en tu mente como una posibilidad, apenas una inocente tentación, y te levantas. Debes ir a trabajar.
¿Y qué pasa cuando decides dejarlo todo?
Tourista nos cuenta una versión de esta historia en su canción «Thaís». Una joven con este nombre decide huir de su propia vida para encontrar algo más, o por lo menos distinto. Se fue de madrugada, llevando solo lo esencial: una vieja cruz (que bien podría ser su fe y el peso de esta), su libertad y un disco de The Beatles. Qué incómodo es viajar en silencio.
Ella sigue su camino hasta que encuentra una cruz, un lugar en el mapa para su nueva realidad. Este pueblo es lo que ella buscaba. Las personas son felices. Incluso se saludan entre sí. La joven protagonista al fin puede apreciar el cielo y sus estrellas, las mismas que la acompañan a bailar. Es todo perfec… no, algo anda mal.
Las fantasmas aparecen otra vez.
Nuestros problemas no solo habitan fuera de nosotros, sino que muchas veces se originan en nuestro interior. La inseguridad, el vacío e incertidumbre respecto al futuro, y otros tantos demonios son parte del milagro de la vida. Representan el costo de esta suscripción al mundo y a nuestra humanidad. Cuando la joven Thaís se da cuenta de ello, toma la decisión de volver. Debe plantar batalla para dar fin a una guerra que le pertenece.
Acá acaba la canción. No sabemos si es que la joven, luego convertida en mujer, se habrá alzado con la victoria o si habrá sentido la necesidad de otro escape más. Lo interesante en este punto es que la historia sí continua, pero en nosotros; porque de alguna manera sentimos que hemos emprendido ese viaje junto a Thaís, que huimos con ella a la playa y la hemos vista bailar. Estuvimos en el momento en que ella optó por regresar. Hemos crecido juntos, nos sentimos también realizados y listos para luchar con nuestros propios demonios.
Así de maravillosa esta canción y esta letra. Juntos constituyen una experiencia transformadora en el oyente. Tourista la narra de tal forma que nunca más volvemos ser los mismos después de escucharla. Los sonidos sintetizados, la voz del vocalista, los silencios, la acometida instrumental a la mitad del tema: son todas piezas precisas de este rompecabezas.